La velerista cozumeleña se prepara para llegar con fuerza a Tokio.
El 2020 fue para muchos un año para olvidar. Para la velerista cozumeleña Demita Vega De Lille, fue un gran año. En enero clasificó a los Juegos Olímpicos de Tokio y se convirtió en una de las mujeres históricas del deporte mexicano con tres participaciones en la máxima justa deportiva, en octubre fue designada como la mejor atleta de Quintana Roo. Ahora se alista para llegar a Tokio y pelear una medalla.
Demita Vega De Lille, pese a todos los altibajos que se presentaron, como la inactividad en nueve meses debido a la pandemia por el coronavirus, supo salir avante y puso fin a la larga pausa, en noviembre en Portugal durante el Campeonato Europeo, evento catalogado como una prueba de fogueo a nivel olímpico.
Antes de que la emergencia sanitaria se declarara a nivel mundial, Vega De Lille le puso su nombre a la plaza olímpica, con el boleto en la bolsa a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, tras haber representado a México en Beijing 2008 y Río 2016, Demita Vega arrancó su preparación en febrero en Cozumel, y contaba con un nutrido calendario hasta julio donde comenzaría la magna cita deportiva; sin embargo, los planes cambiaron rotundamente en marzo con su aplazamiento y la cancelación de todo evento.
“En el agua solo tuve un receso de dos semanas, porque por fortuna vivo en una isla, Cozumel, y podemos acceder al mar mientras no estés en contacto con nadie y la Secretaría de Marina (SEMAR) nos proporcionó un permiso especial a los seleccionados olímpicos para poder navegar, pero desde abril hasta ahora sí estuve entrenando, afortunadamente”, comentó.
Pese a todo el complicado panorama y estar alejada tantos meses de las regatas, Demita Vega fue reconocida en octubre con el Premio Estatal del Deporte, en Quintana Roo, tras haber conseguido su pase a Juegos Olímpicos, un reconocimiento que la mexicana calificó de “especial” tras todo lo sorteado en época de pandemia.
“Es un premio que he ganado dos veces con anterioridad, pero éste siento que le tengo muchísimo más cariño por las circunstancias en las que estamos viviendo; no ha sido fácil poder desarrollar todo el trabajo, hacer los entrenamientos, ha sido un año súper difícil y recibir ese premio me motiva para decirme que voy por buen camino”, puntualizó.
No obstante, y aunque sólo tuvo un par de competencias internacionales durante el año pasado, la velerista quintanarroense no pierde la concentración y tiene como objetivo reanudar actividades y practicar a mediados de enero en Estados Unidos, y asegura que se encuentra mentalizada para llegar a Tokio con el anhelo de conseguir su primera medalla Olímpica para México y Quintana Roo.